lunes, 9 de noviembre de 2009

::SOBRE LA PRESENCIA Y LA AUSENCIA::

(La esencia y la ausencia)

(Escrito con espíritu de ensayo relacionado con la obra de Henri Lefebvre "La presencia y la ausencia; contribución a la teoría de las representaciones")


Como en la mayoría de las ocasiones, revelador aparece el analizar un texto en concreto bajo la imposición de una idea prefijada como punto de partida a partir del cual llegar a sintetizar cada una de las palabras, y más importante, su conjunto. Eso mismo haré de nuevo a partir de este instante, exhortando a todo compañero e incluso lector a que realice dicho acto del mismo modo, y solo hablaré de lo que me interesa; únicamente de aquello que aparezca con el objetivo de colaborar con el desarrollo de mis ideas y mis actos. Me interesará todo aquello que consiga visualizar como perteneciente a mi propio entorno.

Insiste la vivencia en proporcionarnos a todos nosotros una serie de determinadas experiencias, las cuales pueden instruirnos directamente en el saber o acaso instarnos a acometer de un modo más indirecto la extracción de dicho (ansiado y pleno) conocimiento. Una reafirmación en si misma sobre uno mismo.

El observar las vivencias desde un supuesto e inicial punto de vista objetivo, supone una recaída en las propias vivencias para así concluir un conjunto de concretos dogmas que por supuesto se metamorfosean en plenamente subjetivos. Surge entonces el momento en el cual pretende aparecer el anhelo de posesión de otras vidas tal vez más difíciles que hubieran aportado otro tipo de experiencia acaso más completa.

Cierto se muestra a mi entender el rechazo de la idea de permanencia en la vivencia propia por el aparentemente simple factor que afirma que la única utilidad que a partir de ese momento podría producirnos sería la posibilidad de re-exposición de lo vivido sobre un nuevo tiempo y momento, que además de cambiar dicha experiencia, le añadiría un renovado interés quedando así transfigurada tal vivencia.

Alimentarnos de todo nuestro aprendizaje no es más que la evolución lógica de todo ser humano, convirtiéndose en aspecto importante cómo tratamos dicho crecimiento cognitivo. Se habla en un determinado momento sobre dos clases de periféricos (de dicho modo denominados) definiendo y ensalzando el uno en detrimento del otro, siendo únicamente una visión determinada, nunca general y mucho menos dogmática, puesto que difícil parece evitar morar en las fronteras, al menos durante algún tiempo, no siendo el no conseguirlo en absoluto fallo, error o fracaso alguno. ¿Debe evitarse la búsqueda de la vanagloria, sea esta como sea? ¿Acaso es tan marcada la figura del héroe, siempre luchador, revelador y rebelde en pro de una justa causa que como premio le otorgaremos sin más el conocimiento crítico como si de un bendito trofeo se tratase? ¿Qué sucede con el villano? tal vez su nombre pese demasiado. Pero a mi parecer es cierto que la vida en ese límite produce la sensación de explorador e incluso profeta, al parecer dejando a un lado (¿consciente o inconscientemente?) las denominadas tierras prometidas. Sólo abre el camino hacia dichos emplazamientos para quien desease llegar a ellos pero nunca antes hubiese podido hacerlo.

Claro es que lo que aterroriza a esta clase pueda ser el devenir temporal precisamente de sus propias vivencias, obligándole en cierto modo a continuar, a permitir que otros sean los que se detengan. Sólo hay dos caminos: el comentado entre las palabras sobre las cuales tratamos de pensar, o el de precisamente ahondar a favor del tiempo en un claro y único tipo de saber.

Sin embargo, se nos adjudica entonces un papel de hombre desplazado, asunto transparente de todos modos en cuanto al proceso de creación, cuyo máximo rival es su ego apoyado por el devenir. El tiempo y su ser real son los que a cada instante entorpecen su creación al mismo tiempo que aportan caracteres de personalidad y actuación. la figura que da y quita nos produce el deseo de crear como defensa en tal batalla. No en absoluto nosotros mismos sino nuestras representaciones serán lo importante, al menos lo clarificador a otros ojos. La gran obra comentada.

“Inmortaliza o eterniza a su manera ficticia-real un instante, una belleza mortal y fugitiva, un acto, un héroe, alguien o algo. Toda obra se parece a un monumento y los monumentos son grandes obras” (...) ”frágil, vulnerable, impugnable pero poderosa, la obra se enfrenta tanto a la duración como al público” (...) ”la obra parece producir su tiempo, su espacio, su afirmación y su fuerza”.

¿No es excesiva y presuntuosa aseveración el afirmar que el saber nunca predomina? incluso Wagner aparece más interesante que fausto en ciertas ocasiones.

Por otra parte me gustaría saber quien no desearía escuchar las anteriores afirmaciones aplicadas sobre su creación. y sin embargo, ¿Qué cariz tomaría todo pensamiento si en lugar de imaginar en nuestras mentes la palabra presencia, la substituimos por esencia?, (a mi parecer más acertado concepto para el caso). Estaríamos hablando pues de esencia y ausencia, siempre y cuando pudiésemos justificar tal cambio. La esencia comprendida como base fundamental de la persona, instante indivisible del alma. el problema radica entonces en conocer la manera de actuar con motivo de comprender y recoger la esencia de lo retratado. Todos los pasos que deberían acometerse (no pudiendo de ningún modo ser explicados) para captar la personalidad esencial y ausente a partir de un momento dado. Ciertamente se comprenden mejor los conceptos atendidos en el texto si pensamos es la presencia como esencia.

Si a estas alturas le parece al lector que divago, dejaré que piense que es posible que no avance por equivocado camino. Todos los conceptos, ideas y afirmaciones presentes en el texto (entre ellas la inclusión del concepto de mónada, tal vez algo irreflexiva su utilización en alusión a la obra de arte, apareciendo ésta extrañamente divisible en desacuerdo con la idea de Leibniz) las intuyo en base a personales conclusiones, o al menos pensamientos.

Llegados a este punto sólo resta añadir breves apuntes: la inspiración carece de todo aspecto romántico que pudiera serle concedido en este punto. No es más que la evolución temporal que surge (en apariencia de ningún lugar) de un análisis interno sobre las teorías planteadas o concebidas. En cuanto a la relación entre lo infinito-finito afirmar simplemente (a pesar de su apariencia de obviedad) que del “todo” se llega a un lugar, en todo campo, modo, forma, manera o estilo de pensamiento.

::RETRATO DE SOCIEDAD #21::



TÍTULO: "Retrato de sociedad #21" o "Sie spielen Theater".
AÑO DE REALIZACIÓN: 2003.
TÉCNICA: Mixta.
SOPORTE: Madera.
MEDIDAS: 65 x 40 cms.
PRECIO: 450 Eu.

Este trabajo pertenece a una serie de 20 obras que se exponen unidas conformando un único trabajo. Tal comunión de creaciones tiene como objetivo la narración visual de una historia de amor, o más bien, la narración del estereotipo de la verdadera y general historia de amor.

Y sin embargo, como acostumbro, la lectura de tal historia relatada nunca es tan sencilla como puede en un principio parecer. Las trabas, en esta ocasión, se corresponden con el orden aleatorio de la colocación de los trabajos en la final composición (siempre variando tal orden cada vez que son expuestas), la utilización de un idioma no global como es el alemán, el uso directo de unos colores que inciden de manera brutal en la lectura de cada uno de los pequeños cuadros, y la expresividad o gestualidad de cada uno de los retratos.

El modelo elegido para la historia coordina en cada uno de los gestos una unión importante con la (o las) frases que acompaña, funcionando además, cada obra, como un retrato de sociedad independiente que puede ser mostrado lejos de sus hermanos. Precisamente este importante factor de independencia es el que aporta si cabe más peso a la historia final, pues cada cuadro nos habla de ciertos aspectos que complementarán la narración visual final.

La obra "Sie spielen Theater" es la obra número 19 (del orden correcto) de la composición de 20 que son expuestas a cada ocasión.

::RETRATO DE SOCIEDAD #11::



TÍTULO: "Retrato de sociedad #11" o "Die bildung".
AÑO DE REALIZACIÓN: 2003.
TÉCNICA: Mixta.
SOPORTE: Madera.
MEDIDAS: 65 x 40 cms.
PRECIO: 450 Eu.

Este trabajo pertenece a una serie de 20 obras que se exponen unidas conformando un único trabajo. Tal comunión de creaciones tiene como objetivo la narración visual de una historia de amor, o más bien, la narración del estereotipo de la verdadera y general historia de amor.

Y sin embargo, como acostumbro, la lectura de tal historia relatada nunca es tan sencilla como puede en un principio parecer. Las trabas, en esta ocasión, se corresponden con el orden aleatorio de la colocación de los trabajos en la final composición (siempre variando tal orden cada vez que son expuestas), la utilización de un idioma no global como es el alemán, el uso directo de unos colores que inciden de manera brutal en la lectura de cada uno de los pequeños cuadros, y la expresividad o gestualidad de cada uno de los retratos.

El modelo elegido para la historia coordina en cada uno de los gestos una unión importante con la (o las) frases que acompaña, funcionando además, cada obra, como un retrato de sociedad independiente que puede ser mostrado lejos de sus hermanos. Precisamente este importante factor de independencia es el que aporta si cabe más peso a la historia final, pues cada cuadro nos habla de ciertos aspectos que complementarán la narración visual final.

La obra "Die bildung" es la obra número 8 (del orden correcto) de la composición de 20 que son expuestas a cada ocasión.

::ACERCA DEL ESPACIO POÉTICO::

(Escrito con espíritu de ensayo relacionado con la obra de Gaston Bachelard “La poética del espacio”)

¿Es posible, acerca del libro de Bachelard que estamos tratando, deslindar al menos algunas ideas en la comprensión de la arquitectura desde el carácter de la poesía? Por supuesto, la respuesta a esta pregunta debe ser afirmativa.

“Lo primero es concebir la “cosa poética”; alrededor de ella se levantarán los muros. “
Ignacio Díaz Morales

Más, hablando siempre en términos de Bachelard, ¿Qué es la ensoñación? ¿Podemos describir poéticamente algún espacio arquitectónico habitado cotidianamente en la propia infancia? La respuesta vuelve a ser afirmativa en esta ocasión (¿Haciendo uso siempre de la “prosa poética” o el poema, en todo caso?)

Todos nosotros poseemos unos determinados gustos, corpóreos mediante estilos y/o preferencias en cuestión; y poseemos además puentes sutiles que indudable e irremediablemente (para bien o para mal) nos unen a aquellos espacios que en algún momento hemos habitado o nos encontramos habitando. Según Bachelard el hogar satisface (al menos debería hacerlo, en efecto) muchas necesidades convertido en aquel lugar en el que nos sentimos cobijados y donde podemos no defendernos, como refugio del mundo externo.

Podríamos ahora cuestionar infinitos detalles, tal vez relacionados con gustos o preferencias, acerca de los modos de vida o la creación de los espacios personales de todos los individuos-tipo (qué les obliga a elegir esto en lugar de aquello, y por qué vivir allá y no acá), pero nos vale conocer que en esta época de auge de la construcción y decoración surgen, en efecto, infinidad de preguntas que relacionan el espacio con el mundo interno de sus habitantes.

Extraño resulta comprobar entonces que, de momento, la psicología (resultante del estudio del desarrollo emocional) no admite el ambiente físico como elemento constitutivo de real importancia en la vida humana (más aquellos cuyo interés denodado se centra en la relación gente-ambiente, -como antropólogos, geógrafos, arquitectos y aquellos pertenecientes al área de la psicología ambiental- no se han ocupado con profundidad del apego emocional a los espacios que resultan conocidos).

¿Cuál es el espacio que denominamos hogar? Y más importante aparece la pregunta ¿Qué es dicho espacio?

Comenzamos creando un espacio en concreto, el cual será por nosotros contemplado a la vez que experimentado, residiendo realmente la duda en si posteriormente dicho espacio nos transforma a nosotros (Trabaja sobre nosotros). ¿Nos vemos reflejados en él? Vemos lo que hasta ese momento no habíamos visto e intentamos integrar dicho reflejo en nuestra identidad.

...”Habitación y casa son diagramas de psicología que guían a los escritores y a los poetas en el análisis de la intimidad”...

La construcción del espacio es un estado espiritual (Carl G. Jung construyó su propia casa, y dijo acerca de esa experiencia: “Tenía que hacer una confesión de fe en la piedra”), y su ordenamiento de carácter simbólico para un sujeto posee un carácter biográfico (Apreciamos cómo desde una perspectiva en concreto, Bachelard describe esta percepción del espacio como una percepción fenomenológica). ¿Podría la historia de un individuo ser narrada a partir de los espacios que ha transitado a lo largo de su vida?

La antropología de la imaginación, según Bachelard, plantearía dos líneas en cuestión: el ser ligado a la realidad y desde allí la lectura y percepción de la misma, y la dosis de creación, experimentación y manipulación dados por el lenguaje elegido, lo cual no expresa otra cosa que poner en juego la imaginación. “Las obras de arte nacen siempre de quién ha afrontado el peligro; de quién ha ido hasta el extremo de una experiencia”

Poesía. La poética de la ciudad parece trascender al mero acto poético, sin pasado como Bachelard define, ante la nueva imagen y a la repercusión que una específica imagen poética pueda ejercer sobre una o varias almas. Dicha ciudad permite además la posibilidad de percepción de la continuidad de dicha repercusión. ¿Arquetipos dormidos en el fondo del inconsciente? ¿Resonancias sentimentales de poder evocador que van tejiendo la urdimbre de cada memoria individual además de la colectiva?

“La arcilla se utiliza para modelar cántaros,
pero el uso que a estos pueda dársele,
dependerá de su espacio interior.
Sin puerta y sin ventana no se hablará de cuarto, habitación.
Aquí también es el espacio el que hace posible habitar.”
Tao Te King

Tal vez si recordamos lo que significa espacio podamos observar mejor las implicaciones del tema del espacio en relación con el hombre. (En este caso aprecio como válida dicha definición según Walter Brugger)

Siendo así el espacio se relaciona con la extensión de los reales, más no coincidiendo. Para nuestra representación sigue existiendo aunque no contenga ningún cuerpo real (recordemos cómo en la filosofía antigua el problema del espacio fue discutido en términos de oposición entre “lleno (lo lleno)” y “vacío (lo vacío)”, paralelamente a la oposición entre materia y espacio. Aristóteles concibe el espacio como “lugar” equivalente al “campo” en el cual las cosas se hacen particulares).

Entonces el espacio carente de materia se denominaría espacio vacío o vacuum. El espacio sin más o absoluto, es concebido como el continente sin límites, inmóvil y siempre existente. En este sentido, el espacio es visto entonces como el lugar en el que se vive, en el cual el ser humano “habita”. Todas las situaciones humanas tienen que ver con el espacio. El espacio como eviterno o sin final. Evo.

(*1 - Bergson, Gabriel Marcel, Heidegger, Pierre Kaufmann, Victor D´Ors, Barbotin...Todos ellos acotando el espacio de distinto modo y con distinto sentido pero semejantes en sus pilares.)

Y sin embargo, de forma muy simple, podemos reducir el espacio a “lo envolvente”, en lo que todo tiene su sitio, su lugar y su puesto. También como no oprimente y no fundamentalmente cerrado (Otto Bolnow defiende la idea del espacio como no infinito por naturaleza, pero en el caso del espacio libre, se trata de una infinitud abstracta, no la posibilidad de un avance sin impedimentos) El espacio también existe entre los objetos, no siendo sólo espacio cuando está vacío, es decir, no llegando a la superficie de las cosas más penetrando en ellas.

Bachelard expresa la relación espacio y contemplación afirmando que la inmensidad del ser se agranda a través de la contemplación, y que la actitud contemplativa es capaz de dar inmensidad a lo íntimo; acuña acertadamente la paradójica expresión “inmensa intimidad”.

(*1- En la filosofía de Bergson se aprecia de qué modo se concibe el espacio como resultado de una detención, como la inversión de un movimiento originario, afirmando G. Marcel que existen en el propio Bergson indicios que permitirían hablar de un “espacio vivido”. Para Heidegger el hecho de habitar es la llave que expresa la relación del ser humano con el mundo, y más aún, con la vida (ser humano significa habitar); el cuerpo es el espacio-patria del alma y matriz de todo espacio)

Existe de algún modo cierta sacralidad del espacio; la casa-templo, siendo todo espacio factible de distinción o ruptura, creándose un límite entre espacio sagrado y espacio profano. Según Barbotin el lugar para la manifestación se distingue de todo el resto del espacio. Este lugar es exaltado constituyendo el centro. (¿Por efecto de la poesía?)

::CARTAS A MOREL EL VIEJO - CARTA 19::

Las distancias que he recorrido desde que nos separamos en la importante búsqueda que nos ocupa en estos momentos son enormes, y sin embargo he viajado sin moverme del agradable poblado del sur en el que llegamos a decidir que por distintos caminos tendríamos más posibilidades para poder hallar el preciado objeto; recuerda: concluí en utilizar las peligrosas artes que ambos habíamos aprendido en la Orden de los Señores del Azar. ¿Lo recuerdas ahora, amigo mío? Si es así sabrás entonces del enorme riesgo que he corrido al decidir realizar este etéreo viaje hacia el norte; hacia las tierras en las que, a mayores, las artes mágicas carecen de la totalidad del poder que en condiciones normales puedo utilizar. Pero ansío que merezca la pena esta búsqueda y su forma. No podemos perder más tiempo...si es que aún nos queda algo....

He dejado mi cuerpo en la última habitación del torreón norte del conde Efritt... le debemos tanto a este gran hombre... Te insto de nuevo a recordar su agradable efigie y lo equivocada que está la plebe bajo sus dominios, pues sin duda tal vez no rememores con detalle las tres jornadas que pasamos en su castillo descansando antes de nuestro cometido, y por supuesto puedo casi con toda certeza asegurar que las situaciones que has vivido en estas cuarenta jornadas desde nuestra partida son las causantes de tal detalle. Espero que el conde siga a la perfección las indicaciones que he dejado de cara a la conservación de mi cuerpo, de no ser así...bien, ya sabes lo que sucedería; llevo demasiado tiempo en esta realidad como para terminar vagando sin recipiente y destinado a la mayor de las condenas.

Mi opinión es segura y confiada con respecto a Efritt, pero deseo de todos modos pedir tu opinión al respecto. ¿Crees que he obrado de forma acertada? Repito que yo creo que si, más tal vez tu sepas algo que yo no acierte a recordar sobre el conde de Sharkarna. Dime que confías en el y seguiré mi búsqueda más tranquilo. Por el momento nada he hallado; ni una simple pista, ni una conversación en la oscuridad...nada guía mi camino excepto el instinto; un instinto gastado y demasiado cansado a estas alturas como para dejar sobre sus decisiones el peso de esta importante búsqueda, me temo.

Nada más tengo que añadir a esta breve carta, y deseo que tu respuesta sea lo más rápida posible. Te mando a Estela, mi mejor paloma mensajera; ya la conoces y ella a ti; se alegrará de verte de nuevo. Ya sabes cómo debes responder.

Me despido ansiando tu respuesta y tus averiguaciones.



Corem Vildagrán (El-Sharlak).
Mi cuerpo en el condado de Raashda; mi mente en las Montañas oscuras.
Año de la cigüeña danzante.

::NARRACIONES ENCONTRADAS - NARRACIÓN 23::


Torguen poseía aquel brillo intenso en la mirada que hacía demasiado característica a una persona de entre cientos de miles como para que alguien como yo, con tantos nombres y tantas historias y responsabilidades sobre las espaldas, no cayese en la cuenta de apreciar. El día en que por fin nuestros ojos se reconocieron, pasamos incontables horas charlando en la Taberna de los Alaridos (que por cierto hace honor a su nombre, y en la cual cada conversación sube de tono con respecto a la conversación vecina), hablando de esto y de aquello, pero sobre todo de las aventuras que mis huesos habían dado en protagonizar, en sus múltiples apariencias.

-No, no - Me esforzaba en vano en exclamar -; por supuesto que no, y tenéis razón, mi joven amigo. Está claro que la voluntad del que desea absorber El Conocimiento en sus diversos aspectos, es mucho más fuerte que aquel guerrero asombrado por la fiereza del combate y aún llevado en batalla por el alma del Berserker; no es ni comparable, en modo alguno, (y debéis creerme, en verdad os lo digo) la voluntad del mayor estudioso que he conocido (Raewred de Firastads, monje ya fallecido, desgraciadamente) a la voluntad del más grande de los guerreros que estas tierras han soportado (seguro que habéis oído hablar de el, Yasgorth el cuestionable, provocador de tantos conflictos y vencedor en todos ellos); lo mismo es...

-En eso estoy de acuerdo con vos, y, perdonadme esta pequeña interrupción, pero creo que una frase que hace poco he encontrado en un antiguo escrito, concuerda con.....

-¿Qué tipo de escrito? ¿Podríais describírmelo? - Interrumpí con avidez.

-Estoy seguro de que al escuchar la frase en cuestión, habréis de daros cuenta de infinidad de detalles que enmarcarán el origen del texto hallado; tened paciencia y escuchad.

-Hablad, os lo ruego. – Me excusé.

-En efecto, así haré. La frase dice lo que sigue: “El hombre no se arrodillará ante los dioses ni yacerá muerto para siempre si no es por la flaqueza de su propia voluntad” - Una agradable sonrisa recorrió la faz de Torguen mientras que mi interior se apareció tal vez algo ausente.- ¿Os suena de algo?

-Habladme de ella; ¿Dónde la habéis hallado? - Ausente (algo ebrio) y preocupado pregunté lo que después supe ciertamente nunca debí preguntar.

-La frase estaba incluida en unos escritos realmente antiguos que encontré por casualidad en un poblado de las afueras de Ternazirl, y en general nos contaba la curiosa historia de un personaje...

-No recuerdo haber dejado allí copia alguna... - Ahora parecía yo hablar solo, creo recordar, o pensar en voz alta, pero enseguida reaccioné, mirando directamente a los ojos de mi acompañante y cortando sus palabras al instante. - Querido Torguen, ese texto que decís habéis encontrado no ha sido dejado casualmente, ni perdido en descuido por nadie, os lo puedo asegurar. El que vos lo hayáis encontrado no es casualidad, sino causalidad importante que puede provocar grandes cambios en este tiempo. Mejor será que poco sepáis por ahora; sólo debéis saber que creo haber hallado en vos algo que va más allá de la simple curiosidad o agradable sorpresa. Mas, aprecio ahora que largo tiempo ha pasado desde que entramos en este apestoso cubil cervecero....

-¡Si!, ¡por los lobos del oeste! – Confirmó mientras oteaba a su alrededor. - O están todos muertos o terriblemente borrachos. Tal vez deberíamos descansar algo, pero no aquí. A pesar de que mi morada no está cerca, un paseo puede venir bien para despertar nuestras piernas y relajar nuestras mentes.

Torguen estaba ya levantándose y dejando algunas monedas de cobre en la mesa cuando, recuerdo, advertí en su expresión la profunda huella que dejarían las palabras que habían salido de mi boca. ¡Insensato de mi! “Demasiado pronto”, me repetía mi conciencia; pero el caso es que lo que me había contado sobre el hallazgo de aquel texto con el que mi pasado reciente tanto tenía que ver, en aquel momento me había vencido. ¿Sería Torguen el buscado?.... tal vez, pero el tiempo lo afirmaría... o no.

- Acepto sin más, mi buen amigo - (por el momento preferí alejar aquellos pensamientos de mi cabeza) -. Paseemos pues en busca del descanso; es posible que con la luz de la mañana nuestras mentes se estimulen a la par que nuestro cuerpo. Creo que el aguamiel no es todo lo bueno que nuestros paladares habrían deseado.

::LAS AVENTURAS DE LA NINFA APOCALÍPTICA - INTRODUCCIÓN::

Aquella complaciente niña no quería que nadie entrase en su habitación a menos que la intrusión fuese por completo imprescindible para su subsistencia; así de sencillo. Se llamaba Ana y tenía apenas doce años; vivía con sus padres Juan y Alfonso y tenía un hermano mayor, poco mayor, que no entendía para nada la extraña actitud de su pequeño amor. A veces subía al cuarto piso del castillo, cuando se aburría de jugar solo con sus muñecos, para espiar a la inocente Ana y, en caso necesario, irrumpir de manera descarada en su también inocente intimidad. Pero la mayor parte de las veces se limitaba a observar por las diminutas rendijas de la podrida puerta cómo su hermana se desnudaba en el centro de la circular habitación y allí mismo, de pie, leía en voz baja el último libro que sus padres habían tenido a bien en subirle con la comida correspondiente a cada hora del día. Ana podía pasarse horas y horas leyendo, sin moverse apenas, hasta que acababa lo que tenía entre manos o hasta que sentía apetito y picaba algo del plato que ponía a sus pies. No pasó demasiado tiempo hasta que el imberbe Aquiles, tres años mayor, dejó de interesarse por sus juguetes y comenzó a dedicar la totalidad de su tiempo libre a estudiar el comportamiento de la bonita Ana.

Juan y Alfonso debían saber cosas que el joven ignoraba, pues no parecían apreciar problema alguno en la actitud que la niña mostraba desde hacía aproximadamente unos dos años. Estaban la mayor parte del día encerrados en la biblioteca de los sótanos, tal vez decidiendo qué libro subirle a la niña de sus ojos, o tal vez también, sospechaba Aquiles con inusitada certeza dada su pronta edad, investigando los placeres de la misma carne. Sólo Dios lo sabía. Pero por el momento el joven valiente continuaría vigilando a su corazoncito para así asegurarse de que nada malo le sucediera durante su encierro.

Así pues, cada día al despertar y después de desayunar con sus padres, después de que estos se apartasen de su hijo para encerrarse en la biblioteca, después de recoger la mesa en la que habían comido la carne de ciervo, y después de asegurarse mediante profundas reflexiones de que nada malo hacía en espiar a su hermanita día tras día, subía corriendo las escaleras de caracol hasta el cuarto piso y se sentaba delante de la puerta de la habitación de Ana dispuesto a cuidarla pasase lo que pudiese pasar.

Cierto día, transcurridos cinco años de apurada monotonía, Aquiles llegó más tarde de lo habitual a su eterno lugar de expectación, sillón ya establecido en el lugar adecuado para descanso apropiado de sus posaderas, y apreció con miedo cómo su bella hermana, ya despierta y de pie en el centro de la habitación, desnuda con un nuevo libro en las manos y con un plato de sopa fría de la noche anterior a sus pies, murmurando su lectura como si leyese para un amigo invisible y muy muy cercano, miraba directamente hacia el lugar en el que Aquiles llevaba esperando desde hacía tanto tiempo.

En realidad nunca había dejado de hacerlo; Ana siempre supo que su hermano permanecía en el mismo lugar todos los días y sólo leía para él, se desnudaba para él y vivía por él.