jueves, 5 de noviembre de 2009

::PENSAMIENTOS SOBRE EL DÍA LOGRADO::

-El cúlmen del día-
(Escrito con espíritu de ensayo relacionado con la obra de Peter Handke “Ensayo sobre el día logrado”)

El desarrollo lógico de pensamientos sobre el denominado día logrado no deja de ser un aspecto definido inicialmente por su carácter de potencialidad, de desarrollo temporal del futuro, guiado por sensaciones personales y distinto por tanto en distintos tipos de personas. Más bien parece que la consecución de tal día aparece fuertemente influida en base a la complejidad personal inherente a cada individuo.

La conformidad puede en este caso poseer múltiples rostros y expresar distintos aspectos ante las mismas exposiciones que cada uno de nosotros (todos distintos, repito) recibimos. Entra entonces en escena la tensión existente a la hora de intentar definir o describir el día logrado; al momento y la forma de contar todas las posibilidades para poder reconocer y no dejar escapar tal posible asimilación. Más para poder definir el día del que hablamos tenemos que cuestionarnos cada uno (y esto no puede ser de otro modo) cuales son en realidad nuestras aspiraciones de conseguirlo.

Razonable parece entonces pensar que, tras su hipotética consecución, procedamos a su conversión en proyecto de futuro, que a mayores será personal y acogido con sumo interés y cariño. Y normal puede ser también el asimilar la no existencia de tal día (más bien su substitución por aquellos comentados momentos logrados) debido al trabajo que desempeña el recuerdo en nuestras mentes. Compensa considerarlo un enorme logro y obscurecer el resto de momentos del día a favor del logrado. De ahí el carácter despótico. De este modo dicho instante queda y se mantiene aislado, y no debe desmerecerse el factor de compensar el momento, incluso aislándolo en detrimento del resto del día.

Desde el mismo punto de vista advertimos también que sumamente importante es el grado de preparación que cada uno despliegue para tal efecto, para absorber todo aspecto que pudiera ser retenido. La rutina o costumbre por fuerza negará tal posibilidad pues influye en nosotros del modo en que niega poco a poco nuestras capacidades sensitivas. Nos va conformando como simple rutina adjudicando momentos a acciones determinadas sin posibilidad de otra cosa.

¿Y si solo dedicamos el tiempo a la expectación, a la prospección en busca de aquellos aspectos que nos serían de utilidad?

Tampoco este sería proceso adecuado para conseguir atrapar el ansioso día logrado. Lo único en lo que se apoya es en la esperanza existente de conseguirlo siendo el mañana un tiempo y lugar impredecibles. Y si pensamos o aceptamos que hasta el día más imperfecto puede llegar a convertirse en el día logrado, ¿No estamos entonces acaso afirmando que un único y determinado momento de dicho día es el que ha bautizado tal consecución? A mi parecer, y sin ánimo plausible de extenderme en demasía, afirmaría que el día logrado es aquel que logra incentivarnos para afrontar el mañana con proyectos de pensamiento y trabajo. En ocasiones un aparentemente simple y cuasi inadvertido (para extraños ojos) detalle, se encarga por si mismo de hacer dicho día merecedor del recuerdo y del inicio de nuevos planteamientos. La satisfacción, en el momento de la puesta de sol, de que todo lo que era posible y necesario realizar, ha sido realizado. A fin de cuentas existir, con todas las acepciones imaginables que se puedan extraer de dicha palabra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario